La línea vertical o energía latitudinal tiene correspondencia con la energía YANG: Solar. Representa la espiritualidad.
La
línea horizontal o energía longitudinal tiene correspondencia con la energía
YIN: Terrenal. Representa la materia.
El
punto donde se cruzan estas dos energías es donde empieza la verdadera vida, el
Ser.
La
línea horizontal está relacionada con la energía emocional llamada “yo
personaje”. Representa nuestra forma de comportarnos con la sociedad.
La
línea vertical está relacionada con la energía interior llamada “Yo autentico”,
hace referencia a un comportamiento de rectitud: pensar, hablar y obrar de una
forma respetuosa y sincera, representa las cualidades para vivir
disciplinadamente.
Para los orientales existe un Chi en toda cosa viviente y no viviente.
En el cielo hay Chi Celestial; en la tierra hay Chi Terrestre; y en los hombres
hay Chi Vital.
Dentro
del estudio del Feng Shui se explican esas energías así:
·
“La
Suerte del Cielo”
·
“La
Suerte de la Tierra”
·
“La
Suerte del Hombre”.
La Suerte del Cielo equivale a la energía
latitudinal Yang. Es la energía cósmica que mantiene unido al Universo.
Desde el momento en que nacemos, la posición de los
planetas y las estrellas en ese justo momento señala un destino, es nuestro
sendero en la vida.
La ciencia de la Astrología China o Bazi desvela
cual es el Código de nuestro destino… como es ese sendero, cuáles son nuestras
fortalezas y debilidades. La tendencia de nuestra relación con padres,
hermanos, esposo/a, hijos. Nuestro desempeño en nuestra profesión o lugar de
trabajo, nuestra riqueza, nuestros desafíos… y cómo lograr cumplir nuestra misión, el tan
deseado equilibrio.
Nuestro
sendero en la vida atraviesa por ciclos de 10 años, son los llamados periodos
de la suerte, dependiendo de nuestra impronta energética, estos ciclos pueden
ser favorables o desfavorables. La
Astrología China (4 Pilares del Destino) nos enseña cómo aprovechar al máximo
los ciclos favorables y como atenuar los ciclos desfavorables, de esta manera
nos empezamos a sentir más fuertes, sanos, alegres… en perfecta armonía.
También es la
influencia climática, como la luz solar, la lluvia, el viento, el frío y el
calor... etc.
La
Suerte de la Tierra corresponde
a la energía Longitudinal Yin.
El
Chi de la Tierra viene de las formas que modelan nuestro entorno, ya sean
naturales o hechas por el hombre: las montañas, la vegetación, los ríos y los
valles o las construcciones en que vivimos, formas, colores, distribución,
diseño.
También son los campos
magnéticos de la tierra, fácilmente medibles con una brújula, o las corrientes
de agua subterráneas, desequilibrios telúricos… son aspectos que tiene en
cuenta el auténtico Feng Shui.
La Suerte del Hombre se refiere al trabajo que el hombre
debe seguir para situarse justo donde se cruzan la línea Yin con Yang, es
nuestra capacidad de ser consecuentes y responsables de nosotros mismos.
Es
la suerte que atraes por ti mismo, por tu autoeducación, por utilizar tu
inteligencia y tus conocimientos acumulados durante la vida. Es también nuestra
personalidad, nuestros ideales, nuestros pensamientos: la influencia cultural,
política y social; la familia, la pareja con que vivimos, los vecinos, las
actividades humanas de nuestro entorno.
A
través de la ciencia del Feng shui podemos manipular la energía universal a
favor de nuestros deseos y anhelos; estudiando el espacio y el tiempo sabremos
diseñar espacios en armonía con cada ocupante del hábitat (hogar, oficina…) y
programar movimientos o eventos importantes en la vida.
El Chi del hombre es el Chi Vital.
Según la medicina china (la acupuntura), el Chi Vital circula en nuestro cuerpo
a través de los meridianos. Cuando el Chi se estanca, vienen las enfermedades y
el acupuntor actúa para restablecer el flujo armonioso del Chi.
En nuestro día a día,
nos movemos de un lado para otro,
de un tiempo a otro,
sin percatarnos que es lo que nos mueve a esa acción,
estamos tan preocupados por el vivir,
que no vemos y muchas veces ni cuidamos lo que nos
hace vivir,
la energía!!!
Ya sabemos que todo es energía, por ende nuestros pensamientos
influyen en nuestra realidad; esto es un hecho verificado por la ciencia.
Sabemos que si somos persistentes, positivos con motivación
podemos alcanzar metas…
·
Pero… qué pasa cuando
todo eso no es suficiente? Cuando por más que nos esforzamos los problemas y
limitaciones nos superan.
·
Por qué no podemos
tomar el control de nuestra vida y crear lo que nosotros queremos?
·
Por qué a veces a
pesar de ser positivos nuestra vida se vuelve un desastre?
Pues tal vez el problema no está en nosotros, ni en nuestra
actitud, sino en la conjugación adecuada de estos tres tipos de energías o suertes, a cada una de ellas le corresponde un 33% del total energético
de las tres suertes influyentes.
Cuando atravesamos por periodos de la suerte favorables, es el
momento de aprovecharse, pues todo fluye de maravilla, es una increíble ayuda
que estamos recibiendo. Los milagros existen.
Si el periodo de la suerte
por el que atravesamos, es muy desfavorable nuestro positivismo y optimismo (Suerte del Hombre) ayudan, pero no lo
suficiente.
La energía que estamos
recibiendo del cosmos (la
Suerte del Cielo, de acuerdo con las experiencias que nos toca vivir) es muy fuerte. Debemos
auxiliarnos con un buen Feng Shui (Suerte
de la Tierra), y un buen equilibrio energético de nuestros 4 Pilares del
Destino (Suerte del Cielo).
Como seres humanos,
todos tenemos áreas de nuestra vida que requieren
ayuda.
No existe la perfección!
No existe la perfección!
Para alcanzar nuestras metas,
tener una vida armoniosa
y sin grandes altibajos
necesitamos apoyarnos en estas 3 Energías o Suertes.
Con el Feng shui podemos activar el área de tu vida que
más atención requiera para que influya en el logro de tus deseos u objetivos.
Todo está entrelazado.
Nada es casualidad.
El equilibrio lo es todo.
Al trabajar en las tres suertes,
lograremos la perfecta armonía en nuestras vidas.
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