El Chi podría definirse como la “energía vital” que sostiene todas las cosas, o “aliento de vida”. Allí donde hay Chi, existe la vida; cuando falta el Chi, prevalecerá la muerte, los seres vivos mueren y la forma material se desintegra.
Los niños pequeños pueden saltar y correr todo el día sin cansarse, se dice que tienen Chi en abundancia. Cuando vemos a personas ancianas caminando lentamente, encorvadas, decimos que no tienen demasiado Chi. Al crecer y hacernos adultos acumulamos bloqueos que nos restan Chi.
Lo mismo puede decirse de una casa o un paisaje.
Un lugar con pocos obstáculos poseerá más energía en
abundancia.
Estará en armonía con los procesos naturales lo que le permite a
uno recuperarse más fácilmente al final de la jornada, llevar una vida más
satisfactoria
“Somos el lugar donde vivimos”
Esto
significa que estamos estrechamente influenciados
por nuestro
entorno,
las formas
que nos rodean y
el Chi que se
manifiesta a través de esas formas.
CHI POSITIVO Y CHI NEGATIVO
Nuestra
percepción innata permite que podamos percibir constantemente el Chi, no es
necesario tener un sexto sentido para darse cuenta, basta que observemos con
nuestros 5 sentidos. Por ejemplo, cuando nos sentimos intranquilos en un sitio,
cuando visitamos alguna casa y sentimos que algo está mal, cuando tenemos
problemas para dormir, etc.
El Chi puede ser positivo o negativo.
Existe el Sheng Chi, que es el Chi positivo, que da vida y se mueve en forma ondulante.
Cuando
la tierra es fértil y vemos árboles frondosos, césped verde y un jardín que
florece, eso es síntoma de buen Chi. El agua limpia, moviéndose en forma
serpenteante se dice que trae buenos augurios.
Cuando
el Chi fluye positivamente, las personas disfrutan de una existencia armónica.
Por
otro lado, existe el Sha Chi, que es el Chi negativo. Este
debilita y se mueve en línea recta. Cuando una casa tiene un Sha Chi, es porque
el Chi está estancado o se ha acelerado.
Un
lugar lleno de malezas o la tierra gastada por la erosión, árboles débiles son
signos de Sha Chi. El agua estancada, contaminada o una corriente muy rápida no
puede reportarnos nada bueno.
Cuando el Chi se
estanca brotan problemas en la vida cotidiana o en las metas y proyectos de
quienes habitan en esa casa, si se precipita o desequilibra robará la
vitalidad, perjudicará la salud a los residentes generando nerviosismo e
intranquilidad.
Cuando
una casa está limpia, ordenada, con luz y ventilación adecuada, las personas
tienen amor y alegría, hay un Sheng Chi. Por el contrario, una casa
desordenada, oscura, donde reina el conflicto y las discusiones, tiene un Sha
Chi.
El Chi es muy
caprichoso en su movimiento sinuoso, allí donde pongamos la atención se dirigirá la energía
del Chi, hacia lo más
vibrante, brillante y luminoso. Se mueve de una forma muy parecida al aire que
circula a nuestro alrededor; su fluir y la dirección que tome depende de los
objetos y las formas que encuentre en su camino.
El Feng Shui estudia qué tipo de Chi llega a una casa según su orientación magnética,
estudia la distribución de la casa y del Chi en los diferentes espacios
(habitaciones, pasillos, puertas y ventanas) y busca determinar donde el
positivo circula mejor, donde es negativo, donde no está llegando, a fin de
intervenirlo o corregirlo con la correcta aplicación de los Cinco Elementos y
sus ciclos, que son las verdaderas "curas" del Feng Shui, para crear espacios armónicos y prósperos.
Una
casa correctamente armonizada con Feng Shui no necesita de extraños objetos
chinos, espejos "baguas", flautas chinas, etc. En el Feng Shui aplicamos
el equilibrio dinámico de las fuerzas de la naturaleza, acogemos el cambio para
mejorar nuestra vida y eso se refleja en nuestros hogares.
Es vital
detectar los flujos de Chi,
en orden a
organizar bien los espacios
a modo de
hacer que la energía se mueva
de forma
suave y uniforme
para que
ayude a la relajación,
a la armonía
y
al bienestar
en general.
Os deseo un buen Chi.
Saludos.
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